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Arquitectos: DUNAR arquitectos
- Área: 200 m²
- Año: 2019
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Fotografías:RN Fotógrafos
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Proveedores: Sika, Bigmat, La Paloma cerámicas, Montó, Simon
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El colegio Francisco Parras, inaugurado en el año 1929, supuso un importante hito para la población de Losar de la Vera, localidad emplazada en el Norte de la provincia de Cáceres. Originalmente, el edificio contemplaba la educación segregada por sexos, y es por ello que las plantas 1ª y 2ª (niños) tienen un acceso diferenciado de la planta baja (niñas). Tras casi 90 años de uso continuado, se plantea una intervención con el objetivo de adaptar el edificio a la normativa de incendios y hacerlo accesible.
El proyecto tendrá dos áreas principales de intervención: La reorganización de la escalera existente, para que las tres plantas del colegio queden conectadas sin tener que salir del propio edificio; y la construcción de un núcleo de comunicación exterior que resuelva los problemas de evacuación del colegio en caso de incendio y permita, en una segunda fase, instalar un ascensor accesible. Este nuevo volumen exterior, que se separa de la edificación preexistente, se formalizará con una estructura de hormigón armado con pilares apantallados. El esqueleto de hormigón resultante se cubrirá con una piel cerámica configurando un cerramiento continuo a modo de celosía. Esta celosía cerámica contendrá una serie de aperturas que permiten establecer diferentes conexiones visuales hacia el paisaje exterior durante el recorrido a través de las escaleras.
En cuanto a la ejecución del proyecto se opta por simplificar en la elección de materiales, recurriendo al hormigón para la estructura principal, el acero galvanizado para las barandillas y el ladrillo cerámico como cerramiento exterior. El nuevo volumen construido se configura por tanto como un edificio que explota la dualidad exterior-interior, sin llegar a definir en qué ámbito exactamente se halla el usuario. La piel cerámica tamiza la luz y define el ámbito donde nos encontramos, pero no es un elemento que delimite claramente un espacio interior y un exterior. Esta dualidad también se da en la elección de los materiales, donde ante la rotundidad de la estructura de hormigón armado aparece la ligereza de la celosía de ladrillo.